De acuerdo con el dualismo, la mente y el cuerpo están hechos de diferentes sustancias. El primero y el más famoso de los dualistas fue el filósofo Francés René Descartes (siglo 18), a quien se le atribuye como el fundador de todo el “debate entre Mente y cuerpo”. El observó que la realidad está dividida entre materia y espíritu. Estos son dos diferentes mundos, hechos de dos diferentes sustancias. El definió qué es la materia y qué es la mente: materia cualquier cosa que exhiba la propiedad de “extensión” (propiedades geométricas tales como “tamaño”, “forma”, etc.) y la mente es “cogito” lo que sería el pensamiento (una definición más científica de mente vendrá después con Franz Brentano). “Res Extensa” (cosas que tienen una extensión) y “res cogitans” (cosas que piensan) pertenecen a dos campos separados y no pueden ser estudiados por las mismas herramientas. Este dualismo tuvo una influencia enorme en las futuras generaciones. La física de Newton, por ejemplo, es una consecuencia directa de esta aproximación: la física estudia el dominio de la materia y solo trata con la materia. De esa manera se mantendrá hasta el fin del siglo 20.
El dualismo de Descartes fue una salida del dualismo de Aristóteles que había gobernado por siglos. Aristóteles dividió a las cosas en vivientes y no-vivientes. Los seres vivientes se comportaban diferentemente y por lo tanto requerían un diferente trato. Descartes se dio cuenta que la materia viviente y no-viviente es, en última instancia, la misma materia, que obedecía las mismas leyes físicas. Existe “un solo” universo físico para todas las cosas. La materia viva aparenta “comportarse” porque es más compleja. En la realidad los animales son complejos autómatas mecánicos. La distinción real está al nivel del pensamiento. Algunos seres (Los cuales para Descartes solo eran humanos) pueden pensar. La diferencia no es entre materia viviente y materia no-viviente, las cuales en última instancia son la misma sustancia, sino en la materia y la mente, las cuales son dos diferentes sustancias. En cierto sentido la filosofía de Aristóteles estaba centrada en la vida, mientras que la filosofía de Descartes estaba centrada en el hombre. (Tomará tres siglos revivir la idea que los animales también pueden tener una mente, y por lo tanto regresar a Aristóteles.) Descartes así mismo claramente entendió que el cerebro era el asentamiento de la interacción mente-cuerpo, aunque él no pudo explicarlo muy bien.
El filósofo del siglo 18 David Hume era también un dualista, pero él señaló que la “mente” es realmente un set de “percepciones” y la percepción de uno mismo es una ilusión. La mente es simplemente un teatro en donde las percepciones escenifican su papel en una rápida sucesión, comúnmente intersecándose y combinándose. El sí mismo es como una republica, cuyos miembros han tenido una vida independiente pero están unidos por una constitución común: la republica es una, aún si sus miembros (y tal vez incluso sus constituciones individuales) están continuamente cambiando. La identidad de la republica no está provista por sus contenidos, que están fluctuando constantemente, sino por la relación causal que mantiene a sus miembros juntos.
Epifenomenalismo
El problema con el dualismo es como la mente y el cuerpo se influencian el uno al otro mientras están hechos de dos sustancias diferentes. En el siglo 18 el Biólogo Suizo Charles Bonnet intentó resolver el dilema introduciendo el “Epifenomenalismo”, la idea de que la mente no puede influenciar al cuerpo (una idea que posteriormente fue tomada prestada por el filósofo británico Thomas Huxley). Bonnet expandió la intuición que tenía Descartes que la interacción Cuerpo-Mente debe ocurrir en el cerebro. Él posteriormente analizó el cerebro y se dio cuenta que la actividad mental reflejaba actividad cerebral. Bonnet además expandió la intuición de Descartes en la cual el cuerpo es un dispositivo mecánico. Él simplemente añadió que el autómata es controlado por el cerebro. Diferentes animales tienen diferente funcionamiento. (Una idea que Huxley uniría con la teoría de Darwin) pero a la larga todos eran cuerpos corridos por cerebros de manera óptima para sobrevivir y reproducirse: Los humanos, y posiblemente otros animales así mismo, eran también consientes, pero la conciencia no tenía un rol en dirigir al autómata. La mente no puede influenciar al cuerpo. La mente simplemente observa el comportamiento del cuerpo, aunque la mente cree que es la causante. (Nótese que “la mente” eran casi sinónimos con “conciencia”).
El “Epifenomenalismo” por lo tanto acepta que la mente y el cuerpo están hechos de diferentes sustancias, pero la mente no tiene influencia en el cuerpo. El cerebro causa la mente, pero la mente no tiene palabra en el trabajo del cerebro. Los eventos mentales no tienen efecto en los eventos materiales, mientras que los eventos materiales pueden tener efectos mentales. Los eventos mentales simplemente son subproductos de los eventos materiales (así como el humo es un subproducto del fuego pero no tiene un impacto directo en el fuego).
El Mundo de la Ideas
Los dualistas no dudaban que la mente y el cerebro de comunicaban de alguna manera. Pero ellos se enfrentaron con la aparente insuperable tarea de hacer que dos diferentes sustancias se comuniquen, aun así, por definición, estas dos sustancias no estaban supuestas para interactuar una con la otra. Una salida de este dilema es asumir la existencia de un intermediario entre las dos.
Por ejemplo, el filósofo Austríaco Karl Popper y el neurofisiólogo británico John Eccles postularon la existencia de un primer mundo (el mundo de los cuerpos físicos), un segundo mundo (el mundo de los estados mentales) y un tercer mundo (el mundo de los productos de la mente). El segundo mundo se comunicaba con los otros. Los objetos abstractos de la matemática, teorías científicas y productos del arte son ejemplos de la actividad que no pertenece al mundo mental ni al mundo físico. La mente juega un rol de intermediario entre el mundo imaginario (mundo 3) y el mundo real (mundo 1). Una “Causación Descendiente” se opera desde el mundo 2 hacia el mundo 1. La mente básicamente es un operador que relaciona a los objetos abstractos y los físicos.
Cosas interesantes suceden en este tercer mundo. En primer lugar el conocimiento objetivo le pertenece: el tercer mundo evoluciona a través del crecimiento del conocimiento objetivo. El conocimiento objetivo confiere un grado de autonomía al tercer mundo. Por ejemplo, los números son creados por la mente, pero entonces las leyes matemáticas determinan que es lo que les sucederá, sin importar lo que nuestras mentas puedan pensar o sentir. El crecimiento y la evolución del conocimiento objetivo obedecen la misma ley que maneja los fenómenos biológicos de supervivencia y evolución (básicamente ensayo y error).
Eccles argumenta que la interacción entre la mente y el cerebro de un individuo es análoga al campo de la probabilidad en la Mecánica Cuántica. La “energía” mental puede causar eventos neuronales por un proceso análogo a cómo un campo de la probabilidad causa una acción. Él llama “psychon” a la unidad mental que transmite intenciones mentales a las unidades neurales.
El físico británico Roger Penrose, uno de los líderes en relatividad general, también se suscribe a la noción de que existe un mundo de los estados consientes separado y que la mente puede acceder a este mundo. Pero “el mundo de las ideas” de Penrose es aún un mundo físico: La información “protoconciente” está codificada en geometría tiempo-espacio en la escala fundamental de Planck, y nuestra mente tiene acceso a esto (es decir que es consiente).
El filósofo Norteamericano John Searle no va tan lejos, pero el también rechaza que el universo puede ser partido en propiedades físicas y mentales. Después de todo, cosas como “frases sin gramática, mi habilidad para esquiar, el gobierno y puntos anotados en partidos de futbol americano” no pueden ser fácilmente categorizados como mentales o como físicos. La dicotomía tradicional de “lo mental versus lo físico” parece ser innecesaria.
Una formulación más humilde se dio gracias al matemático Estadounidense Rudy Rucker, que cree en la existencia de un “paraje mental” separado. Rucker pregunta: “¿Es lo que pensaste ayer aún parte de tu mente?”. La pregunta no es fácil de contestar si asumes que las ideas son parte de las mentes. La conclusión de Rucker es que existe un mundo de ideas separado del mental y del físico. Nuestras mentes pueden viajar al paraje mental que contiene todos los posibles pensamientos así como nuestros cuerpos pueden viajar por el espacio físico que contiene todas las locaciones posibles. Las mentes comparten el mismo paraje mental, como los cuerpos comparten el mismo espacio físico. Todos compartimos el mismo paraje mental, de la misma forma que todos compartimos el mismo universo. En particular, el paraje mental contiene todos los objetos matemáticos y los matemáticos exploran el paraje mental en la misma manera que los astronautas exploran el espacio físico. Lo mismo sucede para las leyes naturales y los físicos. Las leyes de las matemáticas y las leyes de la naturaleza tienen una existencia separada.
Esto es, por supuesto, un nuevo giro en el antiguo mundo de las ideas de Platón.
Superveniencia
Existen principalmente dos marcas del dualismo: dualismo de “sustancia” (la mente es una diferente sustancia por completo del cerebro), así como el interaccionismo de Popper y Eccles, y el dualismo de “propiedad” (la mente es la misma sustancia del cerebro, pero proviene de una clase de propiedades que son exclusivas del cerebro), así como la teoría de la superveniencia (Jaegwon Kim, David Chalmers).
Superveniencia es utilizado para expresar el hecho de que un dominio está completamente determinado por otro dominio. Por ejemplo las propiedades biológicas “supervienen” (o son supervenientes) de las propiedades físicas, porque las propiedades biológicas de un sistema están determinados por sus propiedades físicas. Las propiedades biológicas y físicas de un organismo son diferentes sets de propiedades, pero las físicas determinan las propiedades biológicas. No obstante uno solo puede estudiar las propiedades biológicas y nunca tratar con las propiedades físicas.
El filósofo Coreano Jaegwon Kim lo aplicó al concepto de mente: las propiedades mentales son supervinientes de las propiedades físicas (neurales). De acuerdo con Kim, por lo tanto, lo mental es superviniente de lo físico así como las propiedades macroscópicas de los objetos supervienen su estructura microscópica. Intuitivamente significa que la mente es para el cerebro lo que el relámpago es para partículas eléctricamente cargadas: el mismo fenómeno que se presenta a sí mismo de dos diferentes maneras.
La superveniencia de Kim define una relación entre mental y físico, y también define algunas limitaciones. Un estado mental no puede corresponder a dos diferentes estados físicos. Dos cerebros no pueden estar en el mismo estado mental y estar en diferentes estados físicos. Los estados mentales dependen a sus correspondientes estados neurales: cualquier cambio en los estados mentales deben ser unidos por un correspondiente cambio en los estados físicos. Los estados mentales “son” estados neurales, de la misma manera que la electricidad “son” electrones.
Uno puede organizar la naturaleza en una jerarquía, iniciando por las partículas elementales y terminando en la conciencia. En algún punto algunas propiedades se aplican, pero al nivel intermedio alto otras propiedades se aplicarían. Por ejemplo los electrones tienen masa y giro, pero la electricidad tiene potencial e intensidad. Los componentes químicos tienen densidad y conductividad, mientras los organismos biológicos poseen crecimiento y reproducción. En cada nivel un nuevo set de propiedades “emerge”: por ejemplo, la fuerza débil del nivel de partículas elementales, viscosidad al nivel molecular, metabolismo al nivel biológico, y conciencia al nivel cognitivo.
El filósofo Británico Charles Dunbar Broad ya había expuesto alrededor de 1920 que el universo está inherentemente compuesto de capas y que cada capa da paso a la siguiente capa pero no puede explicar las nuevas propiedades que emergerán con ella.
La superveniencia da por hecho que la naturaleza funciona de esta manera, pero no ofrece explicación de porqué a un nivel más alto podríamos encontrar electricidad en vez de, digamos, “huicidad” o “fluxicidad” (propiedades imaginarias): ¿por qué y cómo solamente estas propiedades? ¿Porqué y cómo la mente emerge del cerebro? Fundamentalmente este es el dilema de la “causación mental” ¿cómo el cerebro causa le mente? En general este es el dilema de las “propiedades de segundo orden”: ¿cómo las propiedades en un nivel causan propiedades en otro nivel?
John Searle (Quien cree que las mentes son características de alto nivel de los cerebros) admite la superveniencia en la medida que sea causal: los mismos estudios neurales son también los mismos estados mentales porque el previo causa el posterior. Searle reduce así la superveniencia a causalidad. Pero Kim no impone ninguna relación causal: la relación entre el estado mental y el estado neural es análogo a la relación entre la utilidad de un objeto y las características que lo hacen útil: aquellas características que no “causen” su utilidad, “constituirían” su utilidad.
Todos los hechos del universo dependen (y por lo tanto supervienen) en los hechos físicos, pero la naturaleza de tal “dependencia” no es trivial, según el filósofo Australiano David Chalmers. Las propiedades que son supervinientes al mundo físico pueden normalmente ser reducidos a la cosa misma (es decir en explicarse en términos de lo mismo), pero la conciencia no es verdaderamente superveniente a lo neural, y por lo tanto no puede ser supervenido a lo neural. La conciencia es hasta cierto punto superviniente a lo físico, pero (por naturaleza de su tipo de superveniencia) no puede ser explicado en términos físicos.
Monismo
Existe una obvia alternativa al Dualismo: el Monismo. De acuerdo al Monismo el cuerpo y la mente (materia y pensamiento) están hechos de la misma sustancia: los “idealistas” piensan que todo es mental, los “materialistas” piensan que todo es material. Así que el Monismo principalmente los divide entre idealismo y materialismo.
Pero la única sustancia de que todo está hecho puede también ser algo más que materia o mente.
El filósofo Danés Baruch Spinoza (siglo 17), por ejemplo, creyó que una única sustancia existía, y que “la” sustancia tenía dos propiedades: es consciente y tiene una extensión. Los individuos son parte de esta sustancia y la cual en última instancia sería Dios. Dios es todo lo que existe (él es lo que es), y no hay nada que no sea Dios.
El filósofo Británico Bertrand Russel fue también un Monista de cierto tipo, porque él creía que todo en el universo está hecho de eventos espacio-tiempo los cuales no están hechos de lo físico ni de lo mental.
Idealismo
De acuerdo con el Idealismo, la mente es la única sustancia de lo que está hecha toda la realidad.
El filósofo Alemán Gottfried Leibniz (siglo 17) creía que solo existían mentes. Los humanos no son los únicos que tienen mentes. Todo tiene una mente. Incluso la materia está hecha de mentes. Las mentes vienen en grados, empezando con la materia (cuyas mentes son muy simples) y terminando con Dios (cuya mente es infinita): La realidad es el set de todas las mentes finitas (o “mónadas”) que Dios ha creado. Todo tiene una mente. Esta extrema visión del idealismo es llamado “panpsiquismo”.
El filósofo irlandés George Berkeley (siglo 18) pensaba que todo lo que nosotros conocemos son nuestras percepciones, y cualquier concepto que podamos construir desde ellos ("esse est percipi"). Nosotros no podemos directamente saber que hay en el mundo externo. Solo conocemos el mundo interno de nuestras percepciones. Cuando hablamos de un objeto, hablamos de lo que vemos, escuchamos, probamos, tocamos, olemos: podemos hablar sobre algo que está dentro de nuestras mentes. Un objeto es una experiencia. Y el universo es un set de experiencias. En el fondo la única cosa que existe son las experiencias de nuestra mente.
En la década de los 20s el matemático y filósofo Británico Alfred Whitehead propuso que la vida mental ocurría en un campo de eventos protoconcientes. Sus unidades son similares a las mónadas de Leibniz, pero estas están limitadas en el tiempo, y por lo tanto es mejor pensarlas como “eventos mentales”. La vida mental es una secuencia de tales eventos que ocurren es este espacio mental.
Como los estudios cerebrales han probado que los sentidos nos presentan una visión ficticia del universo, y la física subatómica nos da demostrado que la materia son nubes de partículas flotantes, y la física cuántica ha declarado que la realidad está en última instancia en la mente del observador, y se ha convertido en algo tentador aceptar al idealismo. Si todo lo que vemos y escuchamos no es más que una ilusión, ¿cómo podemos pretender nosotros que en realidad hay “cosas” allá afuera? La única cosa que nosotros percibimos es que lo que los sentidos fabricaron para nosotros. Lo que nosotros llamamos “realidad” es el trabajo de nuestra mente. Si la física incluso predice que la realidad no puede ser “medida” sin un observador (como lo hace la mecánica cuántica), ¿cómo nosotros podemos pretender que la realidad existe independientemente de nuestra mente?
El problema con el idealismo es que uno no puede hacer mucho más que pretender ser un idealista. Una vez que se haya pretendido ser idealista, la realidad no puede ser usada para ser probada, ya que la realidad es una mera ilusión para nuestra mente. Todo es una ilusión, incluidas las cosas que uno podría usar para probar que esta declaración es verdadera o falsa.
La mayoría de los científicos creen en una forma leve de idealismo: los sentidos fingen la realidad, y la realidad necesita de un observador para convertirse en lo que es. Pero las sensaciones si relacionan a un mundo externo y las medidas si pueden medir en un mundo externo. Los sentidos y los cerebros simplemente alteran la realidad para que nosotros podamos movernos y sobrevivir en un mundo del que nosotros podemos comprender y manejar. Y la mecánica cuántica no prohíbe realidad de existencia, solo nos prohíbe de percibirla completamente.
La mayoría de científicos creen que la realidad que nosotros percibimos es de hecho una invención de nuestra mente, pero si corresponde a una realidad ahí fuera que existe sin importar de la existencia de la mente.
Referencia bibliográfica:
el blog debe ser actualizado
ResponderEliminarrevisar la forma como ingresan las referencias bibliográficas, no hay apreciaciones del grupo frente al tema ni vídeos ingresados.
recuerden hacer uso de las TIC
NOTA: 36