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viernes, 5 de abril de 2013

ATENCION


La atención es la capacidad que tiene el ser humano para ser consciente de los sucesos que ocurren tanto fuera con dentro de sí mismo. Esta es la atención total, aunque en psicología atención es sinónimo de concentración.
La atención, comúnmente, es la capacidad para concentrar la actividad psíquica, es decir, el pensamiento, sobre un determinado objeto. Es un aspecto de la percepción mediante el cual el sujeto se coloca en la situación más adecuada para percibir mejor un determinado estímulo. Se distinguen tres tipos de atención:
A) Atención involuntaria. Aquí la atención depende de los estímulos del medio, a los que se les presta atención sin estar predispuesto a ello: el ruido de una bomba, un dolor de muelas o el frío intenso, por ejemplo, acaparan nuestra atención sin quererlo, simplemente por su propia intensidad.
B) Atención voluntaria. Las causas por las que se presta atención a algo no provienen del medio sino del propio sujeto, Es la motivación, y no un estímulo, lo que hace que nuestra atención se centre en algo determinado: una señora que quiera comprarse una nevera se fijará, por ejemplo, en todas las tiendas de electrodomésticos; y alguien que esté pensando en cambiar de coche mirará atentamente todos los que vea por la calle. Con frecuencia, cuando surge algún determinado tipo de conflicto, hay que realizar un esfuerzo para mantener la atención.
Pongamos un ejemplo muy representativo: un estudiante se encuentra fatigado y desea descansar, pero se acerca la fecha del examen y tiene que recurrir a su «fuerza de voluntad» para mantener la atención sobre los libros. Es decir, la atención depende muchas veces del esfuerzo voluntario que se hace para fijarla, obligándose a estar atento, a pesar de las interferencias que puedan surgir del exterior o del propio sujeto.
C) Atención habitual. El origen de esta atención deriva de los hábitos del sujeto, que lo inducen a fijarla según ciertos estímulos: un arquitecto reparará siempre en la urbanización de las ciudades y en la estructura de los edificios, mientras que un médico se fijará en las condiciones sanitarias de un lugar o en el aspecto físico de las personas.
Es una atención prácticamente automática e inconsciente. La persona con una amplia gama de intereses presta, habitualmente, atención a muchas más cosas que alguien que tiene pocos, enriqueciendo sin grandes esfuerzos su experiencia y su grado de conocimientos.
Los determinantes de la atención proceden del individuo y del exterior. La motivación es el determinante personal básico; los intereses, preocupaciones, ocupaciones, deseos, aspiraciones y hábitos hacen que cada persona se fije en ciertas cosas y situaciones. Lógicamente, la madre de un niño paralítico prestará una gran atención a los problemas sanitarios y educativos y a las asociaciones de ayuda a minusválidos, mientras que el dueño de una empresa estará siempre atento a las cuestiones laborales y económicas. Los determinantes externos son los que derivan de los estímulos ambientales y de sus tres cualidades básicas: novedad, intensidad y repetición del estímulo.
Lo que es nuevo, muy intenso o se repite con cierta frecuencia, atrae de forma inmediata la atención de las personas. Los determinantes externos atraen lo que antes hemos llamado atención involuntaria. En esto se basan muchas campañas publicitarias que lanzan mensajes novedosos, intensos o llamativos, repitiéndolos en los medios de comunicación, para atraer la atención del sujeto. En el fondo, esto es más complicado de lo que parece a simple vista, ya que lo novedoso, si se hace repetitivo, deja de serlo y pierde en parte su capacidad de atraer la atención.
La atención es selectiva, el individuo se fija en aquello que le interesa. Por ejemplo, al leer un periódico se miran antes los titulares, decidiendo por éstos si leer o no el artículo completo; al médico le atraerán más los temas sanitarios, al ejecutivo los relacionados con su empresa y al escritor las páginas de cultura. Es tan selectiva que si el sujeto, entre un grupo de cosas, encuentra una que realmente le interesa, las otras prácticamente dejan de tener importancia en ese momento. De la misma forma, la atención puede fijarse en un objeto o situación, pero no en varias al mismo tiempo, ya que entonces se dispersa y distrae. Lo que sí puede es cambiar de una cuestión a otra, según se van alternando los estímulos, variando según la intensidad con que el objeto atrae y el esfuerzo de voluntad que se realiza en cada momento.
Las alteraciones de la atención son: la distracción, que consiste en la concentración del sujeto en su vida interior, con lo que no atiende a estímulos externos; la distraibilidad o labilidad de la atención, que consiste en la fluctuación constante de la atención, que pasa de un objeto a otro sin quedar fija en ninguno; y la fatigabilidad, que se manifiesta por un rápido cansancio de la atención: aunque el sujeto esté muy atento al principio, al poco rato no puede seguir concentrándose.
Estas alteraciones están motivadas tanto por trastornos orgánicos como psicológicos. Cualquier enfermedad, desde una gripe a un cólico nefrítico o un cáncer, merman la capacidad de atención, al igual que ocurre con los trastornos psicológicos. Es típico del enfermo depresivo decir «no tengo memoria», cuando lo que realmente ocurre es que no fija la atención, por estar ésta acaparada por su malestar y su sufrimiento interior.

Cuando prestamos atención a algo concreto, en medio de múltiples estímulos, las neuronas de distintas partes de nuestro cerebro comienzan a activarse al unísono, como si un coro cantase en mitad del ruido, ha revelado una investigación del McGovern Institute for Brain Research del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) en Estados Unidos.

Según explica el MIT en un comunicado, gracias a este estudio ha podido establecerse qué regiones del cerebro sirven como conductoras de este “coro neuronal”, que posibilita que centremos nuestra atención en las cosas. Los resultados de la investigación han aparecido publicados en la revista Science.

Actuación al unísono

Los neurocientíficos del McGovern Institute for Brain Research han descubierto que, en concreto, cuando nos fijamos en algo, las neuronas de la corteza prefrontal del cerebro se encienden al unísono y envían señales a la corteza visual para que ésta haga lo mismo.

De esta manera, se generan en el cerebro ondas de alta frecuencia que oscilan entre estas dos regiones cerebrales, espacialmente separadas entre sí.

Las ondas generadas, que son conocidas como oscilaciones gamma, ya habían sido asociadas con la percepción, la atención, el aprendizaje y la conciencia. Estas ondas se producen cuando los conjuntos de neuronas emiten señales eléctricas a una velocidad aproximada de unas 40 veces por segundo.

Según explica el director de la investigación, Robert Desimone, que actualmente dirige el McGovern Institute for Brain Research, “estamos especialmente interesados en las oscilaciones gamma de la corteza prefrontal porque esta región provoca influencias de ida y vuelta sobre otras partes del cerebro”.

“Sabemos que la corteza prefrontal se ve afectada en personas con esquizofrenia, con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y otros trastornos cerebrales, y que las ondas gamma también se alteran en estas condiciones. Nuestros resultados sugieren que una sincronía neuronal alterada en la corteza prefrontal del cerebro podría interrumpir la comunicación entre esta región y otras áreas cerebrales, produciendo percepciones, pensamientos y emociones alteradas”, señala el científico.

Cantar en la fiesta

Desimone explica lo que supone la sincronía neuronal utilizando la siguiente analogía: una fiesta abarrotada de gente, que se reparte por diversas habitaciones, hablando sin parar en todas ellas.

Si la gente comienza a levantar la voz aleatoriamente, el ruido de la fiesta aumenta. Sin embargo, sin un grupo de personas en una habitación comienza a cantar al unísono, la gente de la habitación contigua tendrá más probabilidades de escucharlas. Si, además, responde cantando como ellos, las dos habitaciones pueden comunicarse. En el estudio aparecido en Science, Desimone buscó patrones de sincronía neuronal en dos “habitaciones” del cerebro relacionadas con la atención: el campo ocular frontal (que se encarga de los movimientos conjugados de los ojos, controla los movimientos oculares voluntarios, y es independiente de estímulos visuales), situado dentro de la corteza prefrontal; y la región V4 de la corteza visual. Esta región V4 se encarga del procesamiento del color, recibe información visual desde otras áreas visuales, y retransmite dicha información visual hacia áreas infotemporales y parietales. 
Sincronización neuronal

Dichos patrones de sincronía neuronal fueron buscados en dos monos macacos previamente entrenados para que mirasen múltiples objetos desplegados en una pantalla, y para que se concentrasen en uno de ellos al recibir una señal.

Los científicos registraron la actividad neuronal del campo ocular frontal (corteza prefrontal) y de la región V4 (corteza visual) de los monos, tanto cuando éstos prestaban atención a determinados objetos como cuando los ignoraban.

Así, descubrieron que cuando los monos atendían al objeto designado, las neuronas de ambas áreas mostraban un fuerte incremento en su actividad. Entonces, como si estuvieran conectadas, las oscilaciones establecidas en cada una de las áreas comenzaban a sincronizarse entre sí.

Desimone y sus colaboradores analizaron el cronometraje de la actividad neuronal y descubrieron que la corteza prefrontal se activaba en primer lugar por la atención, seguida por la corteza visual, como si la primera ordenase a la región visual que atendiese.

El desajuste temporal entre la actividad neuronal en estas áreas durante cada ciclo de ondas (de entre 8 y 13 milisegundos, según Science) reflejó la velocidad a la que las señales viajan de una región a otra, indicando asimismo que ambas regiones del cerebro se comunican la una con la otra.

Comunicación gamma

Desimone sospecha que este patrón de oscilación no es únicamente característico de la atención, sino que podría representar también un mecanismo más general de comunicación entre diversas partes del cerebro.

Los hallazgos realizados en los cerebros de los monos respaldan las especulaciones que señalan que la sincronía gamma permite que extensas regiones del cerebro puedan comunicarse rápidamente unas con otras, lo que tiene importantes implicaciones para la comprensión y el tratamiento de trastornos como la esquizofrenia, la discapacidad visual o el déficit de atención.

Según Desimone, estos resultados ayudarían a “pensar cómo se deben estudiar y tratar dichos trastornos encontrando maneras de restaurar los ritmos gamma en las regiones del cerebro afectadas”. 
 
Referencias Bibliograficas: 
Disponible en linea: http://www.proyectopv.org/2-verdad/atencionpsiq.htm
Disponible en linea: http://www.tendencias21.net/La-atencion-activa-un-coro-de-neuronas-en-nuestro-cerebro_a3324.html

2 comentarios:

  1. apreciaciones del grupo frente al tema y al video??

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  2. La base biológica está constituida por mecanismos nerviosos: sistema nervioso y los mecanismos químicos: sistema hormonal o endocrino.
    El sistema nervioso y el endocrino están interrelacionados, es decir las secreciones de las glándulas endocrinas están controladas por la acción directa o indirecta del sistema nervioso, los cuales desempeñan funciones de relieves en el comportamiento y conductas de los seres vivos, por ende del hombre.

    Sistema Nervioso:Constituye un sistema de órganos que actúa como mecanismo de control de las funciones corporales a través de envío y receptor de información de través de las neuronas.
    El Sistema Endocrino:Constituido por glándulas endocrinas, que producen y liberan en la sangre sustancias químicas que se conocen como hormonas, las cuales tienen la función de REGULAR, ACTIVAR, INHIBIR Y EXCITAR los procesos y funciones de organismo y el metabolismo.
    Esas son las verdaderas funciones y ambos trabajan en conjunto a través de mensajeros como las hormonas y receptores como las neuronas....

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