La
motricidad es el dominio que el ser humano es capaz de ejercer sobre su propio
cuerpo.
El
ser humano debe moverse para satisfacer sus necesidades básicas como lo es el
alimentarse, dormir, desechar y la necesidades que le generan placer como
recrearse, leer entre otros, las personas también necesitan moverse para
relacionarse con la sociedad o con sus pares.
El
ser humano posee un cuerpo, pero no es un cuerpo exclusivamente objetual, es un
cuerpo que vive, que es expresión. El Humano ya no sólo posee un cuerpo qué
sólo hace, sino que su existencia es corporeidad, corporeidad que implica
hablar de su integralidad y no de una parte del ser, esa persona que vive,
siente, piensa, hace cosas, se desplaza, crece, se emociona, se relaciona con
otros y con el mundo que le rodea. Las personas establecen sus relaciones a
través del cuerpo y los movimientos que realiza con éste, sin el cuerpo no hay
motricidad y sin ésta el cuerpo sería un objeto inerte sin vida, porque el
movimiento es vida y genera vida.
Los
seres humanos desde la concepción nos encontramos en constante movimiento,
desde el mundo interno (útero) y luego en el mundo exterior (ambiente socio-
cultural). De acuerdo a las lecturas previamente realizadas se evidenció la
relevancia que tiene la motricidad en el ser humano para formarse de manera
integral (cognitivo, físico, social, emocional. Por otra parte es importante
señalar el papel de la creatividad en la motricidad, donde si bien cierto los
humanos somos creativos por naturaleza, ya que vivimos en un constante
movimiento, en la búsqueda de mejores condiciones sociales, personales,
ambientales, entre otros, tomando en cuenta que esa creatividad manifestada por
el hombre a través de su existencia en el mundo, es lo que ha marcado la
diferencia entre el animal y el hombre, teniendo siempre la meta de ir más
allá, de evolucionar e indagar, transformar ideas, pensamientos que lo llevamos
a la práctica con la acción y expresión de lo corporal, siendo éste un lenguaje
que integra las áreas motriz cognitiva y afectiva desarrollando así su
personalidad y su estilo peculiar de relacionarse con los otros y con el mundo
que lo rodea.
MOTRICIDAD
Es
el conjunto de funciones biológicas que permiten el movimiento, además
también se puede definir como: el conjunto de mecanismos fisiológicos
implicados en la ejecución del movimiento del cuerpo y sus segmentos.
La
Motricidad es la capacidad del hombre y los animales de generar movimiento por
sí mismos. Tiene que existir una adecuada coordinación y sincronización entre
todas las estructuras que intervienen en el movimiento (Sistema nervioso,
órganos de los sentidos, sistema musculo esquelético).
Tiene
que ver con marcha, carrera, salto, equilibrio, y coordinación en movimientos
alternos simultáneos con y sin manejo de ritmo también conocida como proceso
Hardur. El área motora, en general, hace referencia al control que se tiene
sobre el propio cuerpo. Se divide en dos áreas: por un lado, la motricidad
gruesa, que abarca el progresivo control de nuestro cuerpo: el control de la
cabeza boca abajo, el volteo, el sentarse, el gateo, el ponerse de pie, el
caminar, el correr, subir y bajar escaleras, saltar. Por otro lado, está la
motricidad fina, que hace referencia al control manual: sujetar, apretar,
alcanzar, tirar, empujar, coger.
Cuando
un niño es capaz de sentarse, su perspectiva del mundo cambia. Las cosas no son
iguales vistas cuando se está echado que cuando se está sentado. Además, se
tiene más control del cuerpo, más equilibrio y las posibilidades de manipular
objetos se multiplican. Sin embargo, para que un niño se siente, es necesario
que haya vivido una serie de experiencias en momentos anteriores de manera
atractiva y que no tenga miedo.
Es
importante no tratar de sentar al niño antes de que esté preparado. Así, se
evitará incorporar al niño tanto que su cabeza caiga hacia delante o que su
espalda esté en una mala postura. El apoyo debe, por el contrario, ir
disminuyéndose y se le llevará a posiciones más verticales a medida que vemos
que va sosteniendo el peso de su cuerpo.
Se
refiere a las habilidades de la motricidad fina se van desarrollando
progresivamente. A partir de los 2 a 4 meses comienza la coordinación de manos
y ojos. A los 5 meses aproximadamente comienza lo que la mayoría llaman “los
cimientos de la motricidad” es cuando el niño toma objetos con sus manos. Así
progresivamente el peque va coordinando hasta llegar a la edad escolar. Aquí va
una breve lista de actividades que van a favorecer y estimular el desarrollo de
la motricidad fina:
·
dibujar· pintar, colorear
· recortar
· modelar o moldear (masa)
· enhebrar
· Actividades como resolver laberintos, completar la figura siguiendo los puntos, etc.
Estas
son actividades muy motivadoras y propias para los niños que los ayudarán
plenamente a desarrollarla. La motricidad fina está muy ligada al desarrollo de
la inteligencia. No nos olvidemos de la coordinación de los músculos del
rostro.
MOVIMIENTO Y ACTIVIDAD PSÍQUICA.
El
término psicomotricidad se divide en dos partes: el motriz y el psiquismo, que
constituyen el proceso de desarrollo integral de la persona. La palabra motriz
se refiere al movimiento, mientras el psico determina la actividad psíquica en
dos fases: el socio afectivo y cognitivo. En otras palabras, lo que se quiere
decir es que en la acción del niño se articula toda su afectividad, todos sus
deseos, pero también todas sus posibilidades de comunicación y conceptuación.
La
psicomotricidad es una disciplina que, basándose en una concepción integral del
sujeto, se ocupa de la interacción que se establece entre el conocimiento, la
emoción, el movimiento y de su importancia para el desarrollo de la persona, de
su corporeidad, así como de su capacidad para expresarse y relacionarse en el
mundo que lo envuelve.
Esquema Corporal: Es el conocimiento y la
relación mental que la persona tiene de su propio cuerpo.
Lateralidad: Es el predominio
funcional de un lado del cuerpo, determinado por la supremacía de un hemisferio
cerebral. Mediante esta área, el niño estará desarrollando las nociones de
derecha e izquierda tomando como referencia su propio cuerpo
Equilibrio: Es considerado como la
capacidad de mantener la estabilidad mientras se realizan diversas actividades
motrices. Esta área se desarrolla a través de una ordenada relación entre el
esquema corporal y el mundo exterior.
Tiempo y
Ritmo:
Las nociones de tiempo y de ritmo se elaboran a través de movimientos que
implican cierto orden temporal, se pueden desarrollar nociones temporales como:
rápido, lento; orientación temporal como: antes-después y la estructuración
temporal que se relaciona mucho con el espacio, es decir la conciencia de los
movimientos.
Motricidad: Está referida al
control que el niño es capaz de ejercer sobre su propio cuerpo. La motricidad
se divide en gruesa y fina.
LA CORTEZA MOTORA
de la corteza cerebral responsables de los procesos de
planificación, control y ejecución de las funciones motoras voluntarias, se
localiza en la parte posterior del lóbulo frontal. Se divide funcionalmente en:
Corteza motora
primaria:
es la que manda la orden a las motoneuronas alfa para la ejecución del
movimiento o contracción del musculo.
la corteza
premotora y corteza motora suplementaria: localizadas en la parte posterior del
lóbulo frontal por delante de la corteza motora primaria, responsables de la
planificación del movimiento, especialmente de la secuencia de movimientos
complejos en la musculatura distal, aunque cada una de ellas contribuye en
distintos aspectos, están también están encargadas del aprendizaje de patrones
de movimientos complejos.
Córtex prefrontal: situado en la porción
más anterior del lóbulo frontal, colabora también en la planificación de
movimientos, la corteza prefrontal recibe y procesa la información sensorial
necesaria para que la corteza pre-motora y suplementaria elaboren el
plan de movimiento.
ORGANIZACIÓN DE
LA MOTRICIDAD
Los
músculos estriados esqueléticos, que están bajo el control del sistema
nervioso, garantizan la motricidad (locomoción, postura, mímica, etc.).
El
sistema nervioso central (cerebro, cerebelo, médula espinal) es una auténtica
torre de control del organismo y constituye el lugar en el que se integra la
información y la orden motora gracias a la que se realizan los movimientos
voluntarios. El sistema nervioso periférico (raíces nerviosas y nervios
periféricos) lleva esta información hasta el músculo por medio de la unión
neuromuscular.
Cada
músculo esquelético está conectado a la médula espinal por un nervio
periférico. La transmisión del impulso nervioso al músculo desencadena la
contracción muscular. Al contraerse, el músculo produce fuerza y movimiento.
Papel del sistema nervioso.
El sistema nervioso está formado por el
sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico, ambos transmiten,
según el caso, información motora o sensitiva. El sistema nervioso central está
integrado por el cerebro, el cerebelo, el tronco cerebral y la médula espinal,
mientras que el sistema nervioso periférico está constituido por los nervios,
que salen o entran en la médula espinal (nervios raquídeos) o el tronco cerebral
(nervios craneales).
Control
voluntario de la motricidad (Vía motora piramidal)
Los
músculos esqueléticos están controlados por una zona precisa de la corteza
cerebral denominada área motora. La corteza cerebral desempeña un papel
importante en el control de los movimientos voluntarios. La motricidad
voluntaria depende del haz piramidal que permite la conexión directa entre la
corteza cerebral motora y las motoneuronas que se encuentran en el tronco
cerebral (primera motoneurona) y en la médula espinal (segunda motoneurona).
El
impulso nervioso va de las motoneuronas hacia los nervios periféricos que
establecen una sinapsis con los músculos en la unión neuromuscular. Gracias a
sus propiedades (excitabilidad, contractibilidad, elasticidad, etc.) los
músculos son capaces de generar fuerza.
Regulación de los movimientos (Vía motora extrapiramidal)
El
sistema nervioso central posee un sistema de vigilancia sofisticado. Trata e
interpreta la información sensorial recibida del área motora (corteza
cerebral), del tronco cerebral y de los receptores sensoriales situados en
todos los tejidos (hueso, músculo, tendón, ligamento, piel, etc.). De modo
especial, dispone de información permanente sobre el estado y la posición de
las distintas partes del cuerpo en el espacio. El cerebelo controla la
bipedestación y el equilibrio. Sincroniza las contracciones de los diferentes
músculos esqueléticos y produce movimientos coordinados. La ejecución de
movimientos intencionados y terminados (movimientos voluntarios) depende del
sistema nervioso central que integra la información sensorial, programa el
movimiento (sincronización, etc.) y transmite las órdenes de contracción al
músculo. La orden, una vez lanzada, se transmite al sistema nervioso periférico
que toma el relevo y ordena la contracción al músculo por medio de los nervios
motores.
Los
músculos, órganos efectores, responden contrayéndose. El conjunto de esta
actividad motora global, consciente o no, que se manifiesta en el marco del
movimiento está controlado por las vías motoras extrapiramidales. Se trata de
las vías neurológicas de la motricidad que se sitúan fuera del haz piramidal.
Dado que activan grupos musculares enteros, desempeñan un papel en la regulación
de los movimientos y el tono muscular. El sistema extrapiramidal, en asociación
con el cerebelo, controla el tono, la coordinación del gesto y la adaptación
postural.
Vía motora voluntaria.
La
corteza cerebral desempeña un papel importante en el control de los movimientos
voluntarios por medio del haz piramidal. El haz piramidal conecta la corteza
cerebral motora con las motoneuronas que se encuentran en el tronco cerebral
(haz corticobulbar) y en la médula espinal (haz corticoespinal). El impulso
nervioso sale de la motoneurona hacia el nervio periférico que establece una
sinapsis con el músculo en la unión neuromuscular. La estimulación del nervio
provoca la contracción del músculo estriado esquelético.
El
sistema nervioso central posee un sistema de vigilancia sofisticado. Una serie
de detectores específicos son sensibles a la actividad neuromuscular y
participan, así, en la regulación de manera retroactiva de la orden del sistema
nervioso central.
Los
músculos también tienen una función de percepción propia. Si el sistema
nervioso central controla los actos reflejos o intencionales de los músculos,
estos últimos le envían, a cambio, información sobre el desarrollo de estos
actos. Las informaciones que transmiten al cerebro nos permiten acceder, como
los otros sentidos, a la conciencia de nuestro cuerpo y de su lugar en el
espacio (propiocepción). Esta sensitividad muscular es fundamental para el
aprendizaje motor y el reaprendizaje (rehabilitación después de lesiones
cerebrales o del aparato locomotor).
COORDINACIÓN ENTRE MOVIMIENTO Y POSTURA
El
movimiento voluntario se diferencia del movimiento reflejo o de un movimiento
automático por el hecho de que es muy mejorable por el aprendizaje. La
locomoción y el control de la postura son movimientos voluntarios. Los ajustes
posturales se originan antes y durante el movimiento para estabilizar la
postura. Las actividades posturales anticipadas permiten, además de estabilizar
la postura, el inicio del movimiento. Para realizar un movimiento (preciso y
rápido), es necesario coordinar de manera apropiada el movimiento que finaliza
con la postura. Esta coordinación es posible gracias a la intervención del
sistema nervioso central. Los ajustes posturales necesarios para estabilizar la
postura no son automáticos y exigen atención.
LOCOMOCIÓN
Al
andar, la cabeza sirve de plataforma de control ya que permanece siempre en una
posición estable. Esto está vinculado a la geometría del esqueleto: la porción
de columna vertebral que sostiene la cabeza es perfectamente vertical y actúa
como una plomada. Una vez realizado el aprendizaje de la marcha, ésta se
efectúa de manera voluntaria pero automática. La voluntad permite modular la
rapidez, la longitud del paso, etc. Para adaptar el movimiento al entorno.
Existen dos detectores fundamentales que permiten al cerebro medir los
movimientos del cuerpo en el espacio. El ojo indica la vertical visual y la
velocidad de los desplazamientos del cuerpo en el espacio. Otros detectores
situados en el oído interno (sistema vestibular) desempeñan un papel importante
en el equilibrio. Del mismo modo, reflejos de ajuste de la postura activan los
detectores de los músculos y tendones.
CONTROL DE LA POSTURA
La
postura está controlada por estructuras cerebrales. La información procede de
numerosos receptores sensoriales:
·
el conjunto de los propioceptores informa sobre el estiramiento de los
distintos músculos o sobre la posición de las articulaciones; en particular,
los propioceptores del cuello informan sobre la posición de la cabeza en
relación al cuerpo;
·
el sistema vestibular informa sobre la posición o los movimientos de la cabeza;
·
el sistema visual informa sobre la posición de la cabeza en relación al mundo
exterior.
ORGANIZACIÓN DEL MOVIMIENTO.
El cerebelo interviene en la sincronización de las contracciones con el fin de generar movimientos armoniosos.
Una cadena muscular es el conjunto de músculos que se asocian para un determinado movimiento; por ejemplo, los músculos extensores de los miembros inferiores en un salto. La sincronización de una cadena muscular es uno de los objetivos del entrenamiento deportivo y la rehabilitación. Un movimiento armonioso es el resultado de las contracciones sincrónicas de varios músculos (agonistas y antagonistas, sinergistas y fijadores).
Músculos agonistas/antagonistas
Los músculos se distribuyen en grupos (por ejemplo, los músculos elevadores de los pies). Los músculos de un mismo grupo garantizan funciones muy próximas. Estos se denominan agonistas y los que realizan el movimiento opuesto antagonistas. Al comienzo de la contracción (y del acortamiento) de los agonistas, los músculos antagonistas se estiran y se relajan, cuando el movimiento se realiza lentamente. En los movimientos más rápidos, los músculos antagonistas desempeñan un papel moderador sobre la acción de los agonistas. Participan en el control de la velocidad, de la amplitud y de la precisión del movimiento generado por los músculos agonistas.
Músculos sinergistas/fijadores
La mayoría de los movimientos hacen que intervenga uno o varios músculos: son los músculos sinergistas.
En la contracción del músculo principal, los músculos sinergistas realizan el mismo movimiento que éste (agonista) o reducen los movimientos inútiles o no deseados (antagonistas, fijadores, etc.).
Cuando los músculos sinergistas inmovilizan un hueso, se les denomina músculos fijadores o estabilizadores.
Los músculos fijadores intervienen cuando un movimiento exige una determinada fuerza que requiere un punto de apoyo sólido. En un determinado momento del movimiento, estos músculos entran en juego para inmovilizar una parte del cuerpo en un bloque rígido.
SISTEMA
ENDOCRINO Y MOTRICIDAD.
El
organismo mantiene su equilibrio a través de procesos metabólicos uno de éstos
es la secreción, ésta es una de las funciones de la nutrición en que
intervienen órganos denominados glándulas. Existen glándulas de secreción
externa que vierten sus secreciones en una cavidad del cuerpo o en su
superficie. Las glándulas de secreción interna o endocrina, vierten sus
productos al líquido tisular y a la sangre; hay otro tipo de glándulas que
producen secreciones externa e interna, como el páncreas, cuya secreción
interna es la insulina. La glándula es una célula o un grupo de células que por
medio del líquido tisular elabora nuevas sustancias a partir de materiales que
obtiene de la sangre.
Las
hormonas secretadas por las glándulas endocrinas regulan el crecimiento,
desarrollo y las funciones de muchos tejidos, y coordinan los procesos
metabólicos del organismo.
Glándulas
y hormonas del sistema endocrino que se destacan en la motricidad:
La hipófisis anterior: es fuente de producción de la hormona del
crecimiento o somatotropina, que favorece el desarrollo de los tejidos del
organismo, en particular la matriz ósea y el músculo, e influye sobre el
metabolismo de los hidratos de carbono.
El lóbulo posterior de la hipófisis: almacena una hormona fabricada por el
hipotálamo llamada oxitocina, esta hormona estimula las contracciones
musculares, en especial del útero y la excreción de leche por las glándulas
mamarias.
La tiroides:
Es una glándula bilobulada situada en el cuello. Las hormonas tiroideas, la
tiroxina y la triyodotironima aumentan el consumo de oxígeno y estimulan la
tasa de actividad metabólica, regulan el crecimiento y la maduración de los
tejidos del organismo y actúan sobre el estado de alerta físico y mental. El
tiroides también secreta una hormona denominada calcitonina, que disminuye los
niveles de calcio en la sangre e inhibe su reabsorción ósea.
Glándulas paratiroides: Las glándulas paratiroides se localizan en un área cercana
o están inmersas en la glándula tiroides. La hormona paratiroidea o
parathormona regula los niveles sanguíneos de calcio y fósforo y estimula la
reabsorción de hueso.
Páncreas: La
mayor parte del páncreas está formado por tejido exocrino que libera enzimas en
el duodeno. Hay grupos de células endocrinas, denominados islotes de Langerhans,
distribuidos por todo el tejido que secretan insulina y glucagón. La insulina
actúa sobre el metabolismo de los hidratos de carbono, proteínas y grasas,
aumentando la tasa de utilización de la glucosa y favoreciendo la formación de
proteínas y el almacenamiento de grasas. El glucagón aumenta de forma
transitoria los niveles de azúcar en la sangre mediante la liberación de
glucosa procedente del hígado.
Glándulas suprarrenales: Cada glándula suprarrenal está formada por una zona interna
denominada médula y una zona externa que recibe el nombre de corteza. Las dos
glándulas se localizan sobre los riñones. La médula suprarrenal produce
adrenalina, llamada también epinefrina, y noradrenalina, que afecta a un gran
número de funciones del organismo. Estas sustancias estimulan la actividad del
corazón, aumentan la tensión arterial, y actúan sobre la contracción y
dilatación de los vasos sanguíneos y la musculatura. La adrenalina eleva los niveles
de glucosa en sangre (glucemia). Todas estas acciones ayudan al organismo a
enfrentarse a situaciones de urgencia de forma más eficaz.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
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